Reseña de FAUSTO

La versión criolla de Fausto, que Estanislao del Campo publicó en 1866, fue denostada públicamente por varios intelectuales de la época que, entre otras cuestiones, señalaron que su autor no sabía escribir. Cuando, a partir de 1942, Oscar Conti –el gran Oski– publicó sus primeros trabajos en medios gráficos lo acusaron de no tener las mínimas nociones de dibujo. Si el poema fue tildado de inverosímil porque no existían los “overos rosados”, porque no manejaba los códigos campestres y porque un paisano jamás asistiría al selecto Teatro Colón, qué decir de los inclasificables árboles, plagados de texturas imposibles para la botánica, imaginados por el dibujante; ni de sus pajaritos sin alas ni cola; ni de los caballos de patas elásticas y cuellos largos como jirafas. Ni en uno ni en otro caso, las críticas sobrevivieron al paso del tiempo. El texto de Del Campo fue un éxito inmediato, leído mucho más acertadamente por la cultura popular que por la académica, y Oski resultó uno de los humoristas argentinos más seguido, copiado y admirado por sus compañeros de oficio. La exacerbación del humor y la parodia, la intencionada tergiversación de la realidad y el juego con sus diferentes planos, el cuestionamiento a los códigos establecidos por la cultura, la burla a la solemnidad, la puesta “teatral” de versos e ilustraciones, el conocimiento literario de ambos autores, hacen evidente que la potencialidad alcanzada entre el dibujante y el escritor en este Faustoski tenían en común mucho más que ese vago descrédito inicial. Esta reedición-homenaje de Fausto ilustrado por Oski inaugura la serie “Historietas y humor grafico argentinos” destinada al rescate y difusión de dibujantes e ilustradores en algunos casos injustamente olvidados.