Reseña de EL MUNDO DE LOS RECUERDOS

Juana Manuela Gorriti (Salta, 1816 - Buenos Aires, 1892), primera novelista de Sudamérica y precursora de la literatura fantástica argentina, utiliza todas las posibilidades del relato romántico para sacar adelante una narración inspirada en su propia experiencia a partir de frágiles piezas rescatadas: una anécdota personal, una historia oída, una melodía, un viaje. Tres elementos presentes en cada uno de estos recuerdos. En primer lugar, los espacios evocados que intentan reconstruir no sólo una vida personal, sino un pasado sudamericano heroico frente a los riesgos de la modernización y a la amenaza de la guerra. En segundo lugar, dentro de la red de amistad a la que alude, nos interesa, sobre todo, la relación que establece con las escritoras con quienes la diferencia generacional no impide una relación maestra-alumna horizontal, en la que la escritora argentina defiende una actitud fraternal y de mutuo aprendizaje. Finalmente, nos referiremos a las lecturas que cita a lo largo de este viaje intelectual. Relatos de una vida en movimiento, ocasionado por el turbulento siglo XIX sudamericano, en los que la historia de la patria y la historia familiar se mezclan con la leyenda y la fantasía y que se sitúan en los imponentes paisajes que la autora recorrió palmo a palmo en su vida itinerante por la Argentina, Bolivia y Perú. La escritura es sin duda el mejor mecanismo de salvaguarda y transmisión de los recuerdos; y la secuencia de recuerdos, en su recepción, se convierte en testimonio y, por lo tanto, en memoria.

Acerca del Autor Juana Manuela Gorriti

Nació el 15 de junio de 1816, en la hacienda salteña de Los Horcones propiedad de su padre, José Ignacio Gorriti, por entonces principal lugarteniente de Martín Miguel de Güemes y, luego, su sucesor en el gobierno. Su infancia estuvo marcada por las sucesivas invasiones realistas a la provincia, la lucha de los “Infernales” y las disensiones entre la “Patria Vieja” a la que adhería su padre y la “Patria Nueva” de los opositores a Güemes. Al producirse en 1831 la victoria federal, la familia debió exiliarse en Tarija, Bolivia. Allí, Juana Manuela conoció a Manuel Isidoro Belzú. Se casaron en 1833 y tuvieron tres hijas. Más tarde, se separó de su esposo y decidió irse con sus hijas a Lima, donde se ganó la vida enseñando a leer y a escribir a las niñas de las familias más acomodadas. Por entonces también inició su carrera literaria que le valió un pronto reconocimiento en la sociedad letrada de Lima. Tras la caída de Rosas, su nombre empezó a ganar crédito en Buenos Aires, adonde viajó por primera vez en 1874.