Médico y antes farmacéutico, pero sobre todo químico, Pedro Narciso Arata (Buenos Aires, 1849-1922) actuó en la época de vértigo en la que se tendieron los cimientos de la Argentina. El libro explora las trayectorias paralelas que Arata recorrió en el mundo académico, en funciones oficiales, en el campo científico y técnico, y en la actividad privada, y así contribuye a hacer más visible la trama histórica tejida durante aquellos años. Respetado por la elite, Arata consiguió llevar su disciplina a nivel internacional por primera vez en la Argentina, abriendo el camino que haría posible el surgimiento de los tres Premios Nobel en ciencia que ha tenido el país. Del examen de su biblioteca, archivo y correspondencia emerge una figura que excede en mucho su habitual caracterización como académico, higienista y bibliófilo: Arata fue un humanista que, con visión sudamericanista, estuvo convencido de que el porvenir de la Argentina dependía del sólido desarrollo de la ciencia experimental. Aunque nos llegue desde hace más de un siglo, su voz parece preguntarnos por qué la misma cuestión continúa asediándonos con inquietante vigencia.
